lunes, 19 de mayo de 2014

HISTORIA

Segunda Constitución Ecuatoriana

En Ambato, en el edificio que actualmente funciona como Gobernación Provincial, se conformó y tuvo su sede la Segunda Convención Nacional Constituyente, realizada el 22 de junio de 1835 y presidida por José Joaquin de Olmedo. En esta carta política se estableció por primera vez el deseo de independencia total del territorio ecuatoriano, en contraposición a la Constitución de 1830, en donde se aceptaba la posibilidad de una federación en el marco de la Gran Colombia.

El hecho de armas más importante que recuerda Ambato es la Batalla de Miñarica, que se libró en las afueras de la ciudad. El triunfo de los partidarios de Vicente de Rocafuerte comandados por Juan José Flores, resultó decisivo, y les aseguró el control de todo el territorio de Ecaudro.. La ciudad no fue afectada por los combates. De este suceso político existen también en la ciudad una plaza y un monumento que lo conmemoran.

Tras el sismo de la trágica tarde del 5 de agosto de 1949 la ciudad quedó reducida a escombros, actualmente su adelanto material y económico es evidente, Ambato cuenta con casi todos los servicios que cuenta una ciudad moderna, la ruinas y la angustia quedaron atrás. El terremoto dejó cincuenta poblaciones arrasadas, seis mil muertos y millones de pérdidas, quedando detrás de la devastadora hecatombe una secuela de destrucción en las provincias de Cotopaxi, Tungurahua y Chimborazo. La floreciente y progresista ciudad de Ambato fue convertida en un montón de ruinas y el rescate de las víctimas fue un trabajo duro y doloroso que conmovió al país y al mundo. La Iglesia Matriz sepultó a varios feligreses, entre los que se encontraban un grupo de niños que se preparaba para recibir su Primera Comunión. Un aspecto triste presentaba el parque Montalvo, en donde habrán desaparecido árboles y las flores; en sus jardines se habían cavado fosas para enterar muchos muertos por cuanto en el cementerio general no habrá lugar para depositar más cuerpos, los templos de Santo Domingo, La Merced también se fueron al suelo. Más de la mitad de los edificios quedaron destruidos, mientras que los demás habrán quedado cuarteados e inhabitables. Una visión terrorífica presentaba la ciudad tres horas después de la tragedia, sus calles cubiertas de escombros, a cada paso había cadáveres, llantos y lágrimas se observaba por todo sitio, las plazas que ofrecían alguna seguridad, en prevención de nuevos temblores servían de refugio para miles de personas de toda condición social.

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